jueves, 23 de agosto de 2018

Arba Minch - Jinka (2 días) 255 Km



Arba Minch Konso 89 Km + 40 km pasado Konso= 129 Km
70 km hasta Key Afer + 56 hasta Jinka = 126 Km





Dos días más me tomó llegar a Jinka. 

El primer día salí muy temprano desde Arba Minch. Estaba muy descansado y había recuperado alguno de los kilos perdidos de mis anteriores palizas gracias a las buenas comidas.

El viaje comenzaba muy bien, ya que hay que bajar del cerro de Shella en Arba Minch en dirección al lago Chano. Las vistas son increíbles y allí estaba yo cantando a pleno pulmón mientras bajaba con el lago lago a mi izquierda.


Además había dejado algunos kilos de ropa en el hotel de Arba Minch. Lo cogería a la vuelta. Alguna doble sudadera, camisetas o culotes de mas. Lo suficiente para llenar una bolsa de las impermeables que llevaba encima de las alforjas. Llevaba tanta ropa en previsión de las lluvias que me caerían y me harían cambiar de ropa continuamente. Al final apenas llovió y no necesitaba tanta equipación.
En la bajada del cerro por aquel minipuerto de fuerte pendiente, me encontré con un niño que jugaba con un camión de juguete hecho de restos de basura. Hablamos un rato y  le filmé con mi Go Pro. Luego le di algunas monedas. Era feliz con su juguete espartano. ¡Se conformaba con tan poco...!

Seguí bajando hasta llegar al llano. Allí aparecieron grandes rebaños de vacas que iban por el medio de la carretera y eran llevados a beber al lago.
Quise hacerme alguna foto con las vacas, en lo que perdí bastante tiempo tiempo, ya que tenía que poner el trípode, programar el disparador automático y luego ir hacia las vacas para luego volver a la cámara para salir de frente. 
Unos cuantos intentos fueron necesarios, ya que a veces las vacas llegaban rápidamente al trípode y podían tirar la cámara. Otras veces era un camión que deshacía la escena, o simplemente que yo no salía en la foto al no llegar a tiempo.









Unos kilómetros mas allá encontré otra de las víctimas del tráfico. Esta vez el animal era un precioso Martín Pescador azul cielo. Tenía pinta de haber muerto hacía poco.

Una de las curiosidades de mi viaje hasta la población de Konso, era el kilometraje. En realidad 89 km. Pero si buscas en Google Earth cómo ir de Arba Minch a Konso, salen más de 500 Kilómetros. ya que te da una vuelta enorme primero hacia el Oeste y luego al Sur , para luego volver al Este. Una locura comparado con los 89 que iba a realizar yo.

El programa no te da la opción de ir por donde yo iba. Un camino mas directo y corto, que yo sabía transitable al haber rutas colgadas en Internet. 
Es verdad que tiene zonas de tierra, pero yo pensaba que era todo de tierra cuando la realidad es que es casi todo de asfalto o gravilla.

Era un camino por el Sur mucho mas solitario. Ya no  estaba la carretera llena de cercas de acacia y uno podía acampar sin que hubiera casas a cada lado del camino. Eso sí siempre aparecía  gente en cuanto pararas un tiempo en cualquier lado.

Uno de los poblados que encontré después de Arba Minch, era un lugar frondoso de vegetación, con palmeras y al parecer un pozo. Alrededor del pozo multitud de bidones numerados por familias esperaban su turno formando una espiral. Era un turno perpetuo, ya que cuando llegaba tu hora de llenarlo ya tenías que poner otro a la cola.
Al parecer había alguien a cargo del pozo y así la gente no tenía que esperar.
Increíble lo que es el agua en algunos sitios. Más adelante, cerca de Turmi vería situaciones más al limite con el agua.

Durante mi viaje pasé varios puentes que cruzaban ríos. Abajo se podía ver a multitud de mujeres que hacían la colada. Otras se estaban lavando  semidesnudas y se tapaban cuando me veían pasar.




En Konso  paré a comer aunque era la hora de merendar. Luego  a la vuelta pasaría más tiempo aquí, pero ese día iba de paso. 
Me tome una injera con sólo la masa y pedí una tortilla francesa de dos huevos. Bebí zumo de mango y agua, aparte de una cerveza. No suelo beber alcohol cuando hago deporte y casi tampoco cuando no lo hago. Pero ese día de grandes palizas y kilometraje me convenía comer bien y si me tomaba una cerveza para alegrar el cuerpo era bienvenida.
Luego me tome un café de carretera. De esos que preparan a las puertas de las casas tostando el café en una sarten y lavando las tazas  en un mismo cubo de agua. Aun así estaba muy bueno con buena cantidad de azúcar, ya que era bastante fuerte y encima allí se bebe solo.

El lugar donde me tomé el café era un poco mas fino que otros, ya que también utilizaban termos para mantener el café caliente.
Un poco mas allá, un muchacho molía algo en un mortero gigante de madera. 
Aquí en África los morteros pueden ser como una persona de grandes. Yo tengo uno en casa más pequeño, de 60 cm de altura con un palo para triturar que parece un de béisbol.






































Ese día hubiera querido llegar a Woito pero eran demasiados kilómetros. Aun así, hice 40 Km más después de llegar a Konso. En total 129 km ese día y con buenas sensaciones. 

Esa noche dormí en tienda y utilicé mi hornillo para hacerme un arroz liofilizado, también comí unos mangos (esta vez fruta no zumo) que había comprado. Por otra parte tenía una reserva de agua monumental. Algo totalmente necesario cuando donde acampas no hay agua. Puedes creer que tienes suficiente pero se va acabando ya que estas seco de tanto pedalear. Así que te pasas toda la noche bebiendo y a media noche estas seco y sin agua. Por eso cuando `puse la tienda tenía una botella de zumo de mango de litro y medio, mas dos de agua del mismo tamaño.
Aparte tenía también una botella de agua pequeña en el portabidones. No pasaría sed esa noche.


Al día siguiente llegué a Woito relativamente pronto, ya que estaba a unos 31 km de distancia de donde acampé. Luego realicé otros 40 hasta Key Afer. En esta población vería uno de los famosos mercados que vería a la vuelta. Ese día sólo paré allí para comer, comprar galletas, algo de fruta y bebida.

Durante el camino me había visto muchos cultivos diferentes pero abundaban los de maíz. Entre los cultivos se escondían  algunos adolescentes. Algunos de ellos se situaban en una plataforma de madera encima de un árbol que servía de mirador y sobresalía de los maizales. Los niños vigilaban desde allí a las aves que pudieran dar cuenta de la siembra. Lo más asombroso es que vi a varios de ellos tirando con honda desde esa atalaya que era muy común en la zona. Esto en coche apenas lo hubiera visto, en bici lo vi una docena de veces.

Me había costado bastante subir el puerto que lleva a Key Afer. Paré un par de veces a descansar ya que estaba un poco fundido y allí el calor era horrible. Había bajado al valle del Omo  desde los 2600 metros de Addis Abeba y al final estaba en la parte mas calurosa y baja del Valle del Omo.
Algunos niños me siguieron corriendo mientras subía el puerto en los tramos donde yo iba mas lento. Como siempre, iban riendo con cierta sorna y sus cabras que también parecían reírse.




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Después de comer en Key Afer me quedaban 56 km para  llegar a Jinka. En total ese día haría 126 km, aunque tenía que llegar y ya era algo tarde. 

Aun así después de comer en Key Afer estuve bebiendo liquido bastante rato en el bareto donde comí.
Cuando salí de Key Afer ya algo repuesto del anterior puerto, me lo tome con calma. Si llegaba tarde no importaba, y si no llegaba me quedaría en la tienda. Aunque mis pretensiones eran llegar a Jinka cuanto antes para ver a los Mursi. 

Cuando llegué a Jinka no tenía apenas agua y compré algo en una gasolinera. Allí me dijeron de un lugar para alojarme. Normalmente miro en varios lugares, pero era de noche y no tenía muchas fuerzas y estaba muy cansado. Así que decidí quedarme allí.
El lugar me dio problemas desde el principio. La mujer que me atendió en una especie de oficina-recepción, me dijo que eran 150 Birr (6 euros). Yo acepté y cuando me encaminaba a la habitación un hombre apareció y me dijo que eran 200 Birr. Parecía un modo de operar estándar, donde venía el hombre e inflaba el precio a posteriori. Me quejé, no por el dinero, si no por las maneras un tanto bruscas. Un hombre mayor medió y dejó el precio en 150, pero le echaron la bronca a la mujer.
En fin, no quise hablar mas. Dejé mis cosas en la habitación y salí a cenar algo. Luego me tomé una cerveza en una parte de la pensión donde servían bebidas. Allí hablé de mi intención de ver a los Mursi, cuyo punto de operaciones para visitarlos es Jinka. El que me sirvió las bebidas llamó a un guia oficial y negociamos un precio. En principio es obligatorio ir con un guía oficial para ver las tribus, estos tienen un carnet identificativo. Creo que mis prisas hicieron que el precio fuera caro. Si hubiera esperado al día siguiente habría obtenido mejor precio, pero hubiera perdido un día por unos pocos euros. Y un día aquí es oro puro.





Así redondeamos el precio a 70 euros (unos 7000 Birr) las siguientes tribus me saldrían mucho mas baratas, algunas gratis. De todas formas los Mursi estaban alejados y eran los mas caros. Y si hubiera visitado las tribus con una agencia el precio sería descomunal. De hecho un viaje como el mio; viendo las tribus del Valle del Omo y parte del maravilloso Norte, en una agencia hubiera sigo entre 4000 o 5000 euros. Así que no me puedo quejar.  

Yo tenía las coordenadas en mi GPS de dónde estaban los Mursi. De hecho tenía varios poblados, pero estaban a 100 Km, así que hubiera perdido dos días entre ir y volver. Aparte que entonces no sabía lo que se ahora sé para ir por mi cuenta. Ya contaré.
Quedé con el guia al día siguiente en el hotel a las 5:45 de la mañana.

Esa noche me acosté relativamente tarde, dado que había llegado muy tarde a Jinka y después había cenado y negociado la visita a los Mursi. 
Me dormí esperando con ansias mi primera visita a las tribus.

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