miércoles, 15 de agosto de 2018

Mercado de Pescadores. Awasa







Me levanté bastante temprano, aunque podría haber estado durmiendo varias horas más después de la paliza del día anterior.

Después de desayunar cogí un "toc toc" para recorrer los dos kilómetros hasta la orilla del lago Awasa donde estaban los pescadores; el Fish Market at Awasa lake.
Había dejado la bici en el hotel, ya que si quería hacer fotos no me podía ocupar de la bicicleta a la vez.



Llegué a las orillas del lago en un día nubladísimo. Allí había un trasiego enorme de pescadores, barcas que llegaban o partían a faenar en el lago. Un lago que en el mapa parecía pequeño, pero que allí parecía un mar.
Las orillas estaban un poco guarras ya que cualquier desperdicio se titaba al suelo, botes de plástico abundaban entre el barrizal de la pequeña playa.

Empecé a tomar fotos de las orillas. Allí luchaban por los desperdicios  de los pescadores cientos de Marabús y algunos Abis sagradas.


Un pescador avanzaba lentamente con su pértiga a  100 metros de la orilla. Iba erguido y su barca estaba hecha de múltiples palos atados con cuerdas.
Como en mucho lugares de Etiopía, también aquí había muchos hombres mirando sin hacer nada.  Esperando el momento para descargar o simplemente mirar.
Algunos lavaban cubos de plástico que habían sido usados para almacenar el pescado.









































Recorriendo la orilla me encontré con mujeres y hombres que limpiaban el pescado en el suelo. Tenían una caja de plástico con las capturas que iban destripando dejando los despojos en un mantel de plástico también situado en el suelo. Al lado, otros hacían lo mismo pero tenían extendido un  plástico azul y allí limpiaban el pescado y depositaban tanto el genero limpio como las tripas.

Por su puesto los marabús dominaban el aprovechamiento de los restos sobrantes junto con los Ibis Sagrado. Mientras los primeros son los basureros de África viviendo al pie de pueblos o ciudades alimentándose de restos de basuras. Los ibis, más señoriales, eran fáciles de distinguir con su pico curvado, su plumaje blanco .excepto en la cabeza parte de cuello y  parte de atrás del cuerpo.

Un poco más allá, niño se entretenía tirando piedras al agua desde una barca desvencijada.
Un grupo de hombres volvían de faenar acompañados de lo que parecía la familia. Llevaban los remos con ellos. Al parecer estos no se dejaban en la barca.

Me daba pena el día tan tremendamente nublado que me tocó. Ya que había visto fotos anteriores del lago y no tenia nada que ver con este día plomizo. Todo era más luminoso y bonito con sol y el lago azul. Pero en este día, el Awasa lake tenía tonalidades que iban del gris al negro, aparte de resultar absolutamente sombrío.

Dos niños de unos 13 años preparaban unas redes en tierra. Tan jóvenes y ya trabajadores de este mercado del pescado. No sabía si aparte de trabajar también estudiaban o sólo tenían ese futuro.



















































Había una especie de construcción hecha enteramente de palos que dejaban pasar el aire. Era una especie de lonja pero muy rudimentaria.
Me metí en esta casa de madera y pude ver a multitud de gente limpiando el pescado en estantes hechos también con tablones de madera. Otros lo limpiaban en el suelo con los peces encima de un plástico.
Allí, algunos aprovechaban para comprar la mercancía recién pescada. Supongo que serían gente enviada por los restaurantes a orillas del lago que más tarde vería.
El techo de esta casa o lonja de madera era de chapa, tenía también unos palos de madera apuntalados que sujetaban y daban estabilidad a las paredes laterales.

A las puertas de la lonja esperaban jugando multitud de niños. Algunos vendían botellas de agua y llevaban un plato en la mano. Supongo que intercambiaban agua a cambio de pescado.

La mayoría del pescado que se veía era de la especie Tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus) -Otros tipo de pescado que también  vi en menor medida fueron de la especie Labeobarbus intermedius, un pescado más alrgado que la Tilapia.

Un hombre sujetaba en sus manos y al parecer bastante orgulloso, lo que yo creía un buen ejemplar de  Clarias gariepinus .
Se parece al pez gato con su boca ancha , sus bigotes y su ausencia de escamas, supongo que sería una variedad del mismo. Creía que era grande pero luego me entere que pueden llegar a los dos metros.

En el suelo tenía a mas ejemplares de  Labeobarbus intermedius,  aparte de Tilapia ya desescamada.








A la izquierda de la lonja había tres caballos pastando en una pradera  junto a marabus y algún ibis marrón.

Algún chaval se me ofreció a hacerme una foto al verme como montaba el trípode para hacerme un selfy. Le di las gracias y algunas monedas por el favor.



Volvía al hotel todavía con tiempo antes de dejarlo. Salí a pasear por Awasa en mi bicicleta, pero sin alforjas, solo con mi cámara.

Para ir al mercado  de pescadores en la orilla del lago había ido por una carretera central en el toc toc. Pero ahora recorrería esa distancia por un camino que circulaba justo por la orilla del mismo lago desde el principio de mi paseo anterior.

Esa parte del camino estaba llena de restaurantes a pie de lago que se dedicaban a servir platos con pescado frito. Estuve apunto de parar en uno a comer, pero tenía cierta prisa para proseguir mi viaje. También había leído algo acerca de parásitos en algunos peces del lago Awasa. Pero no fueron los parásitos los que inclinaron la balanza para tomar mi decisión. Esta vino por la urgencia de continuar mi viaje.

Por el camino del lago veía a diferentes pescadores que limpiaban pescado. Al lado de ellos Marabus y pelicanos esperando su momento para capturar algún resto.

Unos jóvenes  lanzaron una parte de pescado al agua y los marabus salieron volando en ese momento.









Después de un buen rato por el camino de las orillas del lago, proseguí mi camino por Awasa, en esta ocasión por el centro de la ciudad. Después de varios días viendo en mi camino pueblos pequeños, esta era una señora población. Con edificios altos y grandes tiendas.
A pesar de todo siempre había algo que podía llamar la atención.
En una calle me topé con un carro que cargaba una cómoda de color verde y era tirado por un burro. Awasa tenía bastante tráfico y por tanto coches y camiones, pero allí estaban los burros para solucionar cualquier problema de transporte de mercancías.

En esa misma calle dos carros aparcados contenían decenas de enormes bidones amarillos de agua. Varios burros esperaban atados para tirar de ellos. Una mujer estaba al mando y los manejaba con energía y diligencia.
Incluso en las ciudades grandes, el burro podía ser esencial en Etiopía

Después de callejear un poco más volví al hotel a recoger el resto del equipaje.

Salí en dirección Shashamane para luego continuar dirección Sodo, pasando antes por la población de Alaba Kulito. Me encontraba fuerte ya que las enormes pizzas del día anterior me dieron energía y fuerza.

Eran las 11 de la mañana. Así que todavía podría hacer una buena tirada.








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